La no renovación de la póliza por la Compañía de Seguros
El artículo 22 de la Ley 50/1980, de Contrato de Seguro regula la duración y renovación de las pólizas de seguro, estableciendo los plazos y procedimientos que deben seguir tanto el tomador como la aseguradora para oponerse a la prórroga del contrato. Esto garantiza claridad en las decisiones de renovación y protege a ambas partes frente a posibles imprevistos.
Dicho artículo establece lo siguiente:
- La duración del contrato será determinada en la póliza, la cual no podrá fijar un plazo superior a diez años. Sin embargo, podrá establecerse que se prorrogue una o más veces por un período no superior a un año cada vez
- Las partes pueden oponerse a la prórroga del contrato mediante una notificación escrita a la otra parte, efectuada con un plazo de, al menos, un mes de anticipación a la conclusión del período del seguro en curso cuando quien se oponga a la prórroga sea el tomador, y de dos meses cuando sea el asegurador.
- El asegurador deberá comunicar al tomador, al menos con dos meses de antelación a la conclusión del período en curso, cualquier modificación del contrato de seguro.
- Las condiciones y plazos de la oposición a la prórroga de cada parte, o su inoponibilidad, deberán destacarse en la póliza.
- Lo dispuesto en los apartados precedentes no será de aplicación en cuanto sea incompatible con la regulación del seguro sobre la vida.
Es decir, el tomador puede decidir no renovar la póliza de seguro con una compañía si, por ejemplo, recibe una mejor oferta de otra. Para ello, debe notificarlo formalmente al menos con un mes de antelación al vencimiento de la póliza en vigor. De igual modo, la compañía puede notificar con dos meses de antelación que no va a renovar la póliza de seguro. Esto implica que el asegurado quedará sin cobertura a la fecha de finalización de la póliza, la cual no se renovará automáticamente, como suele suceder con seguros, como el obligatorio de automóvil o los seguros de hogar.
Motivos por los que una compañía decide no renovar un seguro
Los motivos por los que una compañía decide no renovar un seguro suelen estar vinculados a la rentabilidad. Normalmente, esto ocurre si el asegurado ha tenido una elevada siniestralidad, como en el caso de un accidente grave o daño grave. También puede deberse a la reiteración de siniestros, sospechas de fraude o un uso muy intenso de la póliza, como ocurre en los seguros de salud.
En estos casos, lo importante es que ni la compañía ni el tomador están obligados a justificar o acreditar una causa para no renovar. El único requisito legal es que la comunicación se realice dentro del plazo establecido.
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