
Grupo Añón: construir con alma para transformar vidas
Entrevista a Iosu Belio Añón, fundador y gerente general de Grupo Añón
Grupo Añón no es una promotora al uso. Bajo el liderazgo de Iosu Belio Añón, ha construido un modelo empresarial con alma, centrado en la sostenibilidad, la calidad y el impacto social. En esta entrevista, Belio comparte la visión que impulsa al grupo, su apuesta por el alquiler asequible y la forma en que la vivienda puede convertirse en una verdadera herramienta de transformación social.
¿Cómo nace Grupo Añón y qué lo diferencia del resto de promotoras?
Grupo Añón nace de una vocación clara: ofrecer soluciones residenciales reales, sostenibles y accesibles para las personas. Lo que nos diferencia no es solo el producto final, sino la filosofía que hay detrás: apostamos por un modelo empresarial con alma, que combina rentabilidad con impacto social.
¿Cuándo decidió que el alquiler asequible debía ser uno de los pilares de su actividad?
El alquiler asequible se convirtió en un pilar estratégico cuando vimos que había una necesidad creciente que el mercado tradicional no estaba cubriendo. Muchas familias quedaban fuera del acceso a una vivienda digna por falta de opciones adaptadas a su realidad económica. Esa realidad nos hizo replantear el modelo y comprometernos con un enfoque de alquiler que pusiera a las personas en el centro.
¿Cómo se gestiona una estructura tan diversificada sin perder el foco en lo esencial?
La clave es tener un gran equipo. Yo tengo la suerte de contar con un grupo de personas de plena confianza, con talento y compromiso. En la parte financiera, técnica, jurídica y administrativa, el éxito no sería posible sin Marcos Beltrán, nuestro asesor jurídico; Jorge Rodrigo, director de ventas, alquiler y patrimonio; José Carlos, Gloria y Félix, que forman el núcleo administrativo del grupo; Jesús Filgueiras, responsable financiero; y Pedro Urbizu, nuestro arquitecto. Pero más allá del equipo interno, este proyecto no podría salir adelante sin nuestros socios en la construcción: la familia Salazar. Silvino, Duván, Luis y Juan Carlos son parte esencial de esta historia.
¿Qué ventajas aporta la integración vertical del grupo?
Tener el control sobre todos los procesos es clave. La integración vertical nos permite asegurar que cada etapa —desde la promoción hasta la construcción, el alquiler o los servicios financieros— se alinee con nuestros estándares de calidad, sostenibilidad y compromiso social. No dependemos de terceros para avanzar, lo que nos da agilidad, eficiencia y la capacidad de tomar decisiones rápidas, siempre enfocadas en el bienestar del cliente.
¿Cómo se coordinan áreas tan distintas como GremiHogar, Servifan o el área hotelera?
La clave está en tener una visión común y equipos que entienden que, aunque las áreas sean distintas, todas forman parte de un mismo propósito. En Servifan, por ejemplo, contar con Jesús Filgueras, que para mí es el mejor financiero de Zaragoza, nos da una base sólida para tomar decisiones con rigor y visión estratégica. Y en el área hotelera, tener a una gran profesional y socia como Silvia Mauleón, que se encarga de todo, es una garantía de que cada detalle se cuida como si fuera propio.
¿Cómo garantizan la calidad y la sostenibilidad en cada etapa del proceso constructivo?
La calidad y la sostenibilidad no son un añadido, son parte del ADN del grupo. Contar con nuestro propio equipo técnico y arquitectónico, como Pedro Urbizu, nos permite integrar estas exigencias desde la primera línea del plano. Gracias a ello, aplicamos criterios de eficiencia energética, accesibilidad, materiales responsables y soluciones duraderas desde el diseño hasta la entrega final.
¿Cómo convierte Grupo Añón la vivienda en una herramienta de transformación social real?
Creemos firmemente que la vivienda es mucho más que un bien material: es un punto de partida para la estabilidad, la dignidad y el desarrollo de las personas. Por eso, cada proyecto que impulsamos en Grupo Añón busca generar algo más que metros cuadrados: busca crear oportunidades reales, mejorar vidas y contribuir a una sociedad más justa.
¿Qué papel desempeñan proyectos como la Fundación Acogida Vital o Confianza Latina?
Acogida Vital se centra en dar respuesta a personas mayores en situación de soledad o dependencia, mientras que Confianza Latina busca acompañar e integrar a familias migrantes con programas de orientación, empleo y vivienda. Estos proyectos nos permiten ir más allá del ladrillo y generar un impacto humano directo, que es, en el fondo, lo que da sentido a todo lo demás.
¿Qué se podría hacer mejor desde la iniciativa privada para asumir la responsabilidad social del sector inmobiliario?
El sector inmobiliario tiene una gran responsabilidad social, pero también necesita del apoyo institucional para poder ejercerla. El empresario promotor es quien conoce el terreno, quien arriesga y quien puede ofrecer soluciones reales. Por eso, desde el sector público se deben dar facilidades, no poner trabas. Agilizar los trámites, simplificar la burocracia y coordinar mejor a las instituciones es fundamental.
¿Puede darnos algún ejemplo concreto donde Grupo Añón haya aplicado regeneración urbana y eficiencia energética?
Todo lo que hemos construido en la periferia de Zaragoza refleja perfectamente nuestra apuesta por la regeneración urbana, la eficiencia energética y la accesibilidad. Además, hemos conseguido algo muy significativo: terminar obras que llevaban años paradas, como las que encontramos en Cadrete, La Puebla de Alfindén, La Joyosa o La Muela. Convertir esos proyectos abandonados en hogares reales ha sido algo grande, sobre todo para pueblos que veían esas estructuras como una herida abierta.
¿Cómo afrontan los desafíos del nuevo urbanismo?
Adaptarse al nuevo urbanismo significa escuchar a la sociedad y anticiparse a sus necesidades. Las viviendas más pequeñas no deben significar menos calidad, sino más eficiencia. Apostamos por espacios bien distribuidos, funcionales, sostenibles y adaptados a nuevas formas de vivir.
¿Cuál será la evolución del mercado del alquiler en España en los próximos 5 años?
El mercado del alquiler va a seguir creciendo, y lo hará más de un 15% respecto a lo que vemos hoy, porque la oferta actual es totalmente insuficiente. El futuro del alquiler necesita una mayor colaboración público-privada. El promotor es quien tiene el conocimiento del mercado y la capacidad de actuar, pero necesita financiación adecuada y menos burocracia.
¿Qué ha hecho destacar a GremiHogar en Zaragoza?
GremiHogar se ha posicionado como una referencia en Zaragoza gracias, sobre todo, al equipo humano que lo dirige. La otra clave es la seriedad: cumplimos con lo que prometemos. Plazos, presupuestos, calidad… No improvisamos.
¿Qué tipo de clientes acuden hoy a GremiHogar?
En nuestro caso, no trabajamos para clientes particulares porque GremiHogar no es una empresa de reformas tradicional. Somos constructores y promotores, y GremiHogar forma parte del grupo para dar servicio exclusivamente a nuestros propios proyectos.
¿Qué papel ha jugado el despacho Devesa en el camino del grupo?
El despacho Devesa nos ha ayudado a ver, como empresarios y como grupo, que nuestro proyecto podía ser mucho más grande. Nos han hecho pensar en grande, ordenando bien la estructura del holding y ayudándonos a tomar decisiones estratégicas con visión a futuro, especialmente en temas de organización y beneficios fiscales.
¿Cuál es el legado que le gustaría dejar con Grupo Añón?
Me gustaría que Grupo Añón sea recordado como un ejemplo de que se puede construir con alma. Mi objetivo es llegar a tener más de 1.000 pisos en alquiler y, con el asesoramiento de Devesa Abogados, constituir una SOCIMI de vivienda asequible que consolide este modelo a largo plazo.